El chaval que encuentre el haba escondida dentro de un rosco será coronado rey
por un día, según una tradición que arranca con la llegada de la dinastía de
los Teobaldos a Navarra, en el siglo XIII, y que rescató en 1963 la peña
pamplonesa Muthiko Alaiak.
Las bodas de oro de la coronación cuentan con la colaboración del municipio, que
trabaja desde hace meses en una ceremonia que pretende ser más especial que
otros años. Se analiza incluso la posibilidad de organizar un pequeño mercado
medieval en torno al evento.
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