Viajo a Chile con un
propósito, visitar a mi querido amigo, primo y hermano Freddy Chivite y a su familia. Freddy es hijo de Tomás Chivite Fernández, el
que fuera concejal socialista en Olite en la II República, que una vez acabada
la guerra estuvo preso en el campo de refugiados de Gurs en Francia y acabó como
pasajero del Winnipeg, el "barco
de la esperanza", aquel navío que el poeta y diplomático Pablo Neruda fletó
desde la costa gala llevando consigo a mas de 2.000 mil exiliados españoles, 2.000
mil sueños que cruzaron el océano en busca de un futuro que su patria les negó.
Tomás subió solo al barco. Dejó tras de si a su hermano Sebastián, éste vivo, y a otro, Agustín, fusilado en 1936. Se fue sin nada ... solo el Atlántico por delante. Aquel buque llego hasta Valparaíso, Chile, donde pudo reiniciar una nueva vida. Esta es una historia entre miles. La que a mi me ha tocado de cerca y poco puedo hacer más que recuperarla y traerla hasta aquí, y desde aquí honrar su nombre y su memoria.
Mi
primer día en Santiago de Chile lo ocupamos en visitar el cementerio. Era una hermosa mañana soleada y ahí estaba su tumba, "Tomas Chivite Fernández, 6 de noviembre de 1969", rezaba. Engalanamos
el nicho con una bandera republicana. Su hijo colocó unos claveles rojos con un
puñado de tierra llevada desde Olite. Sonó un aurresku y la Internacional.
Fue un momento emotivo y se escapó alguna lágrima.
Marchamos después a casa de Teresa Campos, la joven que compartió la vida de Tomás. Cumplió 96 años esos días. La obsequié con un pañuelico de fiestas. Se retrató contenta y me mandó saludos para la familia de Olite. ¡Gracias Teresa!
Al día siguiente
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