domingo, 24 de noviembre de 2013

UN PUEBLO CARO Y ENROCADO

El Ayuntamiento de Olite ha acordado en el último pleno encarecer la vida de sus vecinos un 4% al elevar la mayoría de las tasas e impuestos municipales que va a girar a partir de 2014, medida que contó con los votos a favor de UPN en la alcaldía, la oposición del PSN y la abstención de la única concejala del PP. El edil de Bildu no asistió.  La subida es tres veces mayor que en Tafalla, donde aprobaron incrementos del 1,2%. Así que los comerciantes, empresarios, trabajadores o jubilados olitenses, por poner varios ejemplos, tendrán que pagar mucho más que otras localidades vecinas a cuenta de unas prestaciones iguales en el mejor de los casos, lo que no siempre ocurre.

            Este aumento de impuestos, contradictorio con los valores de la derecha que lo aplica, se justifica  para sincronizar las arcas municipales a un plan de ajuste leonino  que, dada la deuda millonaria de Olite, ha permitido pagar in extremis las facturas pendientes a proveedores e incluso gastos básicos de un Ayuntamiento que prácticamente está intervenido por el Gobierno de Navarra en lo que a asuntos económicos toca, o sea en lo sustancial.

Francisco Legaz, alcalde de UPN
    Una medida tan socorrida como hiriente, la de subir las tasas a todos los vecinos si  distinción, sea cual sea su situación, y que la oposición advierte, además, que se va a practicar más allá de esta legislatura, durante toda la próxima década, con lo que al final los olitenses pagarán, al menos, un 40% más de dinero en impuestos que ahora. No es una cifra pequeña.

            Todo ello en un contexto de recortes, de reducción de servicios, de traspaso de otros que no se pueden sostener debido a una economía local escuálida, que tiene el nudo gordiano de su problemón en la deuda adquirida en la urbanización fallida del barrio de la Moraleja, víctimas colaterales incluidas, pero también en otros errores, como la ampliación millonaria del regadío a una tierras del comunal que no reportan los beneficios esperados o un segundo polideportivo con pocos usuarios y pleitos en el aire por deficiencias de construcción.


       Asuntos graves, que van a pagar todos los vecinos a costa de subidas de tasas, pero que tienen origen en actuaciones políticas de anteriores y actuales administradores, cómplices todos en el voto, que se han alternado en el poder sin dar respuesta a unos asuntos que no hallan luz. Faltan ideas e ilusión. Sobran prácticas facilonas, como los aumentos de impuestos,  soluciones únicas que hastían a unos ciudadanos aborrecidos que ven cómo se vacían sus bolsillos para pagar errores de unos y otros, gentes que se perpetúan, en nombres propios y siglas, al albur de un régimen que desespera cada vez más a los pobres y desprotegidos contribuyentes.


2 comentarios:

  1. Mientras nos sigan utilizando,practicando la hipocresía y la imagen publica no se conseguirá nada porque desde el principio nos engañan y nuestras ilusiones se van a la basura.

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  2. Estoy de acuerdo con el articulista en que los actuales dirigentes son copartícipes de los errores de los anteriores, salvo que en su día votasen en contra de tales decisiones. También en que es muy fácil aplicar la política de subida de impuestos y reducción de gastos sea donde sea. Pero también agradecería que las críticas vayan acompañadas de otras posibles soluciones a los problemas. En un ayuntamiento como Olite no creo que haya mucho margen de maniobra y hace falta ser poco menos que un santo para que alguien medianamente competente y con ganas de resolver asuntos sin importarle la afinidad política, malgaste su tiempo y su salud en ello. Hasta en los buenos tiempos es difícil encontrar este tipo de personas, imaginemos entonces en la situación actual dónde se les puede localizar. Los vecinos nos quejamos de los que nos gobiernan, pero no veo ninguna iniciativa social dispuesta a asumir el mando ni ahora ni antes. O se cambia la política actual o se lucha contra ella. En un ayuntamiento pequeño es absurdo moverse por vinculaciones políticas y así nos perdemos en banales detalles (nombre oficial del municipio, etc...). Si a estas vinculaciones unimos las aspiraciones megalómanas, de aldeanos petimetres que quieren aplicar con el dinero de otros lo que no hacen en sus propias casas, tenemos el cóctel explosivo preparado. No nos confundamos, no nos engañan, somos nosotros mismos los que nos autoengañamos, cada vez que vamos a votar para tranquilizar nuestras conciencias.

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