Los resultados de las elecciones locales del domingo arrojan
una apabullante victoria de la recién creada plataforma Agrupemos
Olite/Erriberri Elkartu, que en su primera presentación cosecha más de 1.000
votos y la alcaldía con mayoría absoluta para Andoni Lacarra, una victoria por
goleada que deja a UPN como segunda fuerza y casi hace desaparecer al PSN, algo
que sí pasa con el PP que sale fuera del consistorio.
Nunca, ni
en los tiempos de la Agrupación Electoral que también llevó a Pablo Beorlegui a
la presidencia del consistorio, las candidaturas de progreso habían obtenido un
resultado tan amplio. Agrupemos ha encandilado a un espectro mayor que el de
los votantes naturales de los partidos a la izquierda del PSN, y así lo debe
tener en cuenta a la hora de gobernar con humildad y prudencia.
En sus
primeras manifestaciones, el próximo alcalde de Olite/Erriberri, desde la
serenidad, reconoce que ahora toca trabajar y trabajar en una coyuntura
económica muy difícil, legado de malas gestiones anteriores, que Lacarra y su
equipo tendrán que enderezar. Entusiasmo y apoyo popular, a tenor de los
resultados, no le van a faltar.
El vuelco
de Olite, además, llega en un contexto de cambio que tienen particularidades en
nuestra Merindad. En Tafalla el vecindario también ha apostado por relegar a
los partidos tradicionales y dar oportunidades a nuevos tiempos. Es precisamente
en nuestra comarca donde se ha movido de forma interesante el panorama político
navarro.
La conformación del futuro Gobierno
de Navarra va a ser esenciar para que Olite o Tafalla caminen al paso del
Ejecutivo foral, una sincronía que no se puede alcanzar sin fuerzas de progreso
en el Palacio de Navarra. De cualquier forma, lo del domingo, al menos en Olite,
ya marca una nueva época. Se abre otra historia.
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