Los de UPN de Olite han publicado un mensaje caduco en la página que habitualmente saca sus comunicados e interpreta desde su prisma los plenos y lo han hecho para justificar un voto en contra del homenaje que el Ayuntamiento va a tributar el 9 de abril a 50 vecinos asesinados tras el golpe franquista, iniciativa para colocar una placa en la casa consistorial que apoyó la mayoría municipal de Agrupemos y PSN (7 votos frente a 3). La derecha moderna hace tiempo que rechazó, por impresentable, este discurso y en Alemania, por ejemplo, la complicidad con regímenes autoritarios del pasado puede rozar la ilegalidad.
El mensaje de los regionalistas de Olite es viejuno porque, cuando se va a cumplir 80 años del alzamiento militar, está más claro que el agua que no es igual asesinar a medio centenar de vecinos por defender la legalidad republicana, entre ellos dos alcaldes y cinco concejales, que morir como voluntario requeté o falangista. Esa equidistancia de UPN no se entiende. A los republicanos los sacaron con nocturnidad de casa y, sin juicio, los mataron en una cuneta en los primeros días de aquel sangriento verano de 1936. Los otros cayeron meses después, en una contienda formal, con un fusil en las manos en la pelea por imponer unos valores antidemocráticos contra el sistema parlamentario o el sufragio universal, por ejemplo. En Navarra, ya se ha dicho muchas veces, no hubo frente de guerra. Cansa mucho repetir esta evidencia.
Mientras la Ley Foral 33/2013, de 26 de noviembre, de reconocimiento de los represaliados del 36 salió adelante en el Parlamento navarro con el voto conciliador de la mayoría (solo el PP se opuso) o el presidente de la Cámara, Alberto Catalán (UPN), destapó en la legislatura pasada una placa que recuerda a los cargos públicos asesinados, entre ellos los olitenses, en nuestra localidad los regionalistas exhiben un rechazo que por frontal resulta vergonzante, propio de otros tiempos.
Este empeño solo encaja en un contexto de tensar la cuerda contra las fuerzas que han traído el cambio a Navarra, como ocurre en otros foros con asuntos tan socorridos como la educación (euskera-inglés). Pero a nadie en estos casos se le ha ocurrido recurrir al menosprecio a unas víctimas que jamás tuvieron un recuerdo institucional en su pueblo, frente a los que, por ejemplo, colgaron sus nombres hasta en el callejero. En cuanto a las amonestaciones que escucharon en el pleno, resulta de un victimismo infantil, una exageración a la que ya han acudido antes, que se disipa solo con ver el video del desarrollo de la sesión, que afortunadamente ahora cuelga de la página web de Ayuntamiento a iniciativa de su nuevo Alcalde. Vienen tiempos menos viejos y mejores.
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