jueves, 15 de noviembre de 2018

CANTATA DE OLITE PARA LAS BRIGADAS INTERNACIONALES

García Leoz  musicó la despedida de los voluntarios
El Teatro Auditorium de Madrid, cercano a la famosa Residencia de Estudiantes, llenó su aforo hace ahora precisamente 80 años, el 20 de noviembre de 1938, para ver una obra del poeta Rafael Alberti musicalizada por Jesús García Leoz (Olite, 1904-Madrid, 1953) para rendir un homenaje de despedida a las Brigadas Internacionales, los voluntarios antifascistas llegados del resto del mundo para defender la República y forzados a dejar la contienda.
            “Cantata de los héroes y la fraternidad de los pueblos” era el nombre del trabajo conjunto del escritor gaditano y el músico olitense, que ha salido ahora a la luz gracias a la investigación plasmada en el libro “Jesús García Leoz, un legado interrumpido” que Laura Celaya Álvarez (Cabanillas, 1975) ha publicado con ayuda del Gobierno de Navarra y que se presentará en la Casa de Cultura a mediados del próximo mes de diciembre en un homenaje programado por el Ayuntamiento.
            La biógrafa de García Leoz bucea en el autor en una época poco clara, la del Madrid de la guerra civil (1936-39) en la que el de Olite se imbuyó en labores de apoyo al régimen republicano en una capital cercada por las tropas golpistas, trabajo que llevó a García a militar con tesón en la Alianza de Intelectuales Antifascistas.
Despedida de las Brigadas, Foto Robert Capa
       El concierto de homenaje a las Brigadas Internacionales se enmarcaba en la tarea para elevar la moral de la población civil acorralada y, también, de los soldados de primera línea a los que la compañía las Guerrillas del Teatro, con García Leoz de músico, amenizaba los descansos en la batalla. Acudían al frente en un camión que también llevaba el piano desvencijado del olitense, al que solicitaban ilustres intelectuales que peleaban en las trincheras, como Luis Cernuda o Miguel Hernández, que ejercía de comisario de Cultura.
            Alberti, Cernuda, Miguel Hernández, Federico García Lorca ... no eran muy buenas compañías para aquel músico navarro cuando acabó la guerra con la victoria de los franquistas. En 1940, García Leoz comenzó un periplo de cárcel y deportación, de acusaciones y descargos, del que milagrosamente sobrevivió. El juez de Responsabilidades Políticas de Madrid le acusó, por ejemplo, de ingresar en el ejército republicano, servir de músico en sus filas y componer bandas para películas de “afecto por la causa marxista”.
Conocida imagen del músico
            El olitense intentó defenderse como pudo. Alegó que en el Madrid republicano mantuvo protegidos en su casa a una cuñada monja y otra religiosa compañera de congregación, así como a un hermano cura. Ello no fue óbice para que ingresara preso en la cárcel madrileña de Porlier. “La pregunta más compleja de responder en la trayectoria vital y compositiva de Jesús García Leoz era cómo después de su destacada participación en los sectores cultos de la izquierda en la etapa de la Guerra Civil, y su encarcelación, pasó a vivir de la composición para el cine en la España de posguerra”, se interroga su biógrafa Laura Celaya.
            La respuesta también la apunta la investigadora. Su estrecha relación con Manuel Turina pudo abrirle la puerta de la prisión, ya que el gobierno de la dictadura había nombrado “comisario nacional de música” a “su querido maestro”. Pasaron dos años hasta que la Audiencia de Madrid finalmente eximió sus responsabilidades políticas. Desde la excarcelación hasta su muerte García Leoz destacó en la composición de bandas sonoras para el cine, perfil con el que trascendió con películas como “¡ Bienvenido, Mister Marshall !”, famosa comedia dirigida en 1953 por Luis García Berlanga.

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