Lo del perdón y devolución del dinero de las dietas de Sanz, Barcina y compañía se parece mucho al episodio vergonzoso vivido en 2010 cuando a muchos de estos mismos protagonistas les pillaron con una colección de relojes de lujo (Rolex, Frank Muller y IWC) regalo de la Can, que también restituyeron cuando se les vio el plumero, salvo alguno que como el expresidente corellano lo regaló al arzobispo.
Si te cogen con la mano metida en el bolsillo del otro, como mínimo, tienes que pedir perdón y mostrar, al menos, propósito de enmienda, cuando no purgar la falta. Pero aquí lo de revertir la pasta suena más a maniobra torticera, a poner en evidencia al grupo de Catalán, la competencia dentro de UPN, y al PSN de Jiménez y Caro para que suelten la guita o se vean en el feo de reconocer que también pringaron en la sombra de dobles y triples sesiones meteóricas de los consejos de administración de la fenecida caja.
Hay quien ya busca una solución “personal”, de recambio de personajes abrasados por este escándalo, que posibilite perpetuar el Régimen UPN-PSN. La ciudadanía está muy harta del pasteleo que se traen desde hace 30 años. Una regeneración política amplía es más que necesaria y la propuesta seria de abrir las listas electorales, de no candar indeseables, es un salvavidas que todos tendrían que tener en cuenta si no quieren sucumbir en este tsunami.
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