500 EUROS Y CUATRO PUNTOS

Javier A. (nombre ficticio de un olitense de más de 40 años) es uno de los denunciados en los controles de alcoholemia instalados la madrugada del pasado domingo tras la romería de santa Brígida. El sancionado reconoce que consumió alcohol en el monte (dos o tres chupitos), pero opina que la labor de los controles policiales fue más recaudatoria que preventiva o informativa.

            “Faltaba poco para las 0,30 horas de la madrugada del domingo 26 cuando bajaba solo con mi coche después de pasar la tarde en santa Brígida. Me pararon a aproximadamente un kilómetro de Olite. Había como cuatro patrullas y en poco rato nos sometieron al test de alcoholemia a unos diez coches.”.

            Javier A. dio un índice de 0,4 miligramos (el límite es 0,25), por lo que tuvo que esperar un tiempo hasta que le autorizaron a seguir, lo mismo que a otros conductores apartados de madrugada en el arcén. Al final, le pusieron una multa de 500€ que conlleva la retirada de cuatro puntos del carné y le indicaron que si pagaba la sanción antes del día 16 tendría una reducción del 50%.

           “Pienso que pudieron parar a unos 25 coches”, asegura el olitense que calcula que si a los otros conductores les formularon la misma denuncia que a él la recaudación en el control bien pudo superar los 12.500€ de multas en poco rato.

            Otro de los “invitados a soplar”, esta vez sobre las 23,00 horas también cerca del Cementerio, destaca que “si la función de los controles era preventiva deberían haberlos puesto nada más salir del monte, en la cuesta de santa Brígida, para evitar eventuales accidentes de tráfico y no a un kilómetro de Olite donde el fin es recaudatorio”.

            Algunos sancionados mostraron su malestar el lunes a funcionarios municipales que eludieron toda responsabilidad por unas sanciones que se tramitan  a través de al Dirección General de Tráfico.