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Imagen de la pieza, que custodia Príncipe de Viana |
La ciencia que estudia las inscripciones antiguas en piedra,
la Epigrafía, ha puesto recientemente la lupa en la pieza que en 2008 hallaron
los arqueólogos en un cementerio descubierto en la zona de la capilla de San Jorge
de Olite/Erriberri, en pleno centro de la localidad y entre la iglesia de Santa
María y el Parador, donde una laja datada entre los siglos II y I a C se ha
convertido en uno de los pocos vestigios de escritura en euskera primitivo,
según publica la revista “Veleia” (UPV) especializada en Prehistoria, Historia,
Arqueología y Filología Clásicas.
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Restos hallados en las excavaciones |
El número “Anejos
Series Minor 35” (Vitoria/Gasteiz 2018) de la universidad pública vasca dedica
un capítulo a “El límite noroccidental del territorio epigráfico ibérico”, que
firma el filólogo de la Universidad de Barcelona Javier
Velaza, que desde hace una década ha estudiado con Mercedes Unzu distintas
muestras halladas en Olite/Erriberri, y que ahonda en la tesis de que la
localidad fue habitada mucho antes y cuestiona para algunos una eventual
fundación visigoda en el siglo VII.
El texto de
Velaza, más amplio en información que el caso olitense, analiza las fronteras
de la escritura epigráfica en el norte occidental de la Península y se pregunta
si se extendió hasta el territorio de los vascones, hasta las ciudades romanas
de Pompelo y Andelo. Si se dejan a un lado las inscripciones halladas en
monedas, los ejemplos epigráficos de Olite y Andelo son los únicos que
documentan signos paleohispánicos “en el territorio vascónico al norte del
Ebro”.
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Zona de sondeo en la capilla de San Jorge |
El
investigador maneja la hipótesis de que ambas piezas están escritas en “vasco
antiguo” y, lo más importante, los descarta como penetración de lengua ibérica
en Vasconia. De la piedra olitense destaca, por ejemplo, la orientación de los
signos que denota un hábito “muy incipiente o insólito”. Su fragmentación
impide deducir más información de una pieza descubierta en el contexto una
necrópolis medieval con 79 tumbas cavadas junto a Santa María. La piedra en
cuestión, mucho más antigua, fue reutilizada en un enterramiento datado entre
los siglos XI y XIII.
La
importancia de los caracteres de Olite cuestiona la tendencia que atribuía a
ibéricas todas la inscripciones que aparecían en el territorio al considerar,
generalmente, “que los antiguos vascones fueron esencialmente anepigráficos....
En los últimos años, sin embargo, la noción de una epigrafía vascona está
abriéndose paso” y, según esta tesis, “no habrían sido del todo ajenos”.
“Habrían experimentado con la cultura escrita”, como “en casos puntuales como
los representados en las inscripciones de Andelo y de Olite ...”, señala el
autor. Quizá manifiestan un intento de los vascones de plasmar unas
necesidades de escritura que ya practicaban sus vecinos.
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Tumba del cementerio medieval |
Finalmente,
Javier Velaza aboga por revisar el mapa actual de la epigrafía en el norte occidental
de la Península que, salvo los casos de Olite y Andelo, volvería a situar la
escritura ibérica “claramente en la línea del río Cinca” (Huesca).
Además, en
relación con este asunto, el pasado mes de octubre los arqueólogos Nicolás
Zuazúa y Carlos Zuza divulgaron en una conferencia parte de un estudio que
culminó con la restauración en 2007 de la Portada de Santa María y su entorno
en el que, como novedad, revelaron huellas anteriores al siglo I a C como un
molino de harina enterrado a tres metros o la citada inscripción en euskera
arcáico encontrada en la base de una torre del Parador (Palacio Viejo). También
hablaron de un muro y una habitación romana en el lugar donde hoy está la
iglesia, así como de cerámica y el resto de una cornisa de un edificio
importante. Los arqueólogos precisaron que la zona del cementerio medieval se
cubrió con tierra varias veces a lo largo de los siglos, lo que ayudó a la buena
conservación de los restos.
HASIERAN EUSKALDUNAK...
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