miércoles, 12 de febrero de 2014

DESPECHADAS

El vodevil en el que se ha convertido el gobierno de Navarra ha llegado a su cota más alta con las escandalosas revelaciones de la exresponsable de Hacienda, Idoia Nieves, que ha acusado a otras dos mujeres, puntales del régimen foral, de presionarle para que se cometieran ilegalidades con las que beneficiar su despacho privado de asesoría laboral (Lourdes Goicoechea, consejera de Economía) o la filtración de datos para una defensa personal en el sumario abierto con motivo de la escandalosa desaparición de Caja Navarra (Yolanda Barcina, presidenta del Gobierno).

            Las graves acusaciones no vienen de una incauta. La exgerente de Hacienda ocupaba desde hace años uno de los cargos mejor pagados de la Administración foral (97.000 € anuales, más que la propia Barcina) por lo que, muy probablemente, Nieves tendrá blindadas pruebas más contundentes que los correos electrónicos exhibidos y que, veladamente, apuntan a inspecciones fiscales a muy alto nivel, algunos señalan a la Universidad privada, que dormían el sueño de los justos por decisión política, aunque Goicoechea lo haya negado todo y amenace con judicializar este terremoto.

            Actuaciones muy graves todas ellas, como retrasar el pago del IVA a empresas y autónomos en el peor momento económico de la crisis, provenientes de un gobierno no exento de escándalos encadenados, como la dimisión hace unos meses de un consejero que lavaba billetes de 500 € por la venta en negro de un piso en Barcelona o las recurrentes dietas de Caja Navarra devueltas por el, al menos, inmoral proceder de quienes gobiernan tan torpe y discriminadamente en favor de intereses personales, no políticos, como los caciques del siglo XIX.

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