sábado, 9 de junio de 2018

LA "PIEDRA ROSETA" DEL EUSKERA Y LA CORTE DE OLITE

Monteano con la concejala de Cultura
La Administración del Reino de Navarra estuvo en la Edad Media en manos de altos funcionarios plurilingües que dominaban, entre otros idiomas, el romance y el euskera y desde, por ejemplo, la corte del Palacio Real de Olite impartían órdenes fiscales y de otro signo, como atestigua la “Piedra Roseta del euskera”, la Carta de Matxin Zalba que presentó en la Casa de Cultura el historiador del Archivo General de Navarra Peio Monteano.
Mikel Arregi, de Euskarabidea, y Aritz Oatzu
          
El director de Euskarabidea, el Instituto Navarro del Euskera, Mikel Arregi; el responsable de la editorial Mintzoa que ha reproducido el documento del año 1416, Aritz Otazu; y la concejal de Cultura del Ayuntamiento, Maite Garbayo, fueron otras personalidades que el viernes acompañaron la presentación y una explicación de la exposición “Navarrorum” de la que también es comisario Monteano y que, en el marco del programa del Día del Euskera, se puede ver hasta el día 24 en la Sala de Exposiciones.
Visita a la muestra "Navarrorum"
          
En la presentación de la Carta de Matxin Zalba el investigador fue pródigo en datos siempre centrados en la utilización generalizada del euskera en Navarra y, también, con relevantes novedades en la Merindad de Olite. Por ejemplo, el historiador explicó que los protagonistas de la carta eran Matxin Zalba (1390-1446), pamplonés que trabajó como secretario en el Palacio Real olitense para los monarcas Carlos III, Blanca de Navarra y el Príncipe de Viana.
            Su interlocutor fue Martín de San Martín, Martiko, (1390-1429), un clérigo encargado de las finanzas del tesoro real que llegó a ser abad de San Martín de Unx, villa vecina de Olite donde tenía propiedades y tributaba.
            En el documento ambos funcionarios intercambian información sobre unos impuestos recabados en San Juan de Pie de Puerto y emplean el euskara para, precisamente, detallar los datos más comprometidos, tarea en la que también mediará después el tafallés Miguel Papón.
El historiador con el facsimil de la Carta de Zalba
            Peio Monteano explicó que el euskera, que era una lengua hablada pero no escrita, ni mucho menos fue ajeno a la Corte olitense donde, al menos, lo conocía un tercio de la nobleza que procedían de la Baja Navarra más los escuderos de estas tierras que acompañaban. La Carta de Matxin Zalba, un documento “humilde pero muy rico”, confirma que la legua vasca también era utilizada por la elite y no solo por el estrato social más humilde. Se trata, además, del “documento escrito más extenso en euskera antes de la aparición de la imprenta”.
            El también autor de “El iceberg navarro” (Pamiela) destacó, además, que el hallazgo de la carta rompe tópicos como el que el euskera era una lengua que no se podía escribir, revela que estaba muy viva en esa época y que valía, por ejemplo, para establecer una comunicación financiera en un dialecto navarro muy similar al batua actual.
Monteano en la explicación del documento
          
Monteano destacó la importancia del Reino como eje vertebrador de un euskera hablado también por las altas esferas del poder, por tanto prestigiado, y en el siglo XV con una muga lingüística cercana a la línea del ríos Aragón, con nuevos hallazgos documentales como las pechas en euskera de Murillo el Fruto, en la raya de las Bardenas, y nuevos testimonios que investiga y publicará próximamente como el que avanzó de unos guardas de campo de Ujué que interpelan, en euskera, por unas armas a unos vecinos de Pitillas.
            Monteano se mostró esperanzado en que la huella del euskara más meriodinal cada vez se hará más patente con nuevas aportaciones documentales que reafirmarán el protagonismo nuclear de Navarra como faro difusor de la lengua vasca en la Edad Media y siglos posteriores.

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