El Gobierno de Yolanda
Barcina (UPN) acaba de conceder 42 nuevas licencias de radio en Navarra con
singular predilección por cadenas de ámbito comunicativo estatal y exclusión,
sin rubor, de proyectos informativos propios, de contrastada experiencia, pero
ajenos a la cuerda que toca la música del Ejecutivo foral.
Del panorama monocolor da cuenta la evidente marginación de
Euskalerria Irradia, única emisora en euskera de la Cuenca de Pamplona que
emite de forma alegal desde hace, nada menos, 25 años.
La ojeriza no se limita solo al idioma. También es
ideológica, anti plural. Por ejemplo, de las tres emisoras asignadas en Tafalla
(Intereconomía, Cope y Onda Cero), todas se corresponden con empresas de
programación estatal, de parecido sesgo, comprometidas con desconexiones
locales, que han sido primadas frente a iniciativas arraigadas como la de Uxue
Comunicación que desde más de 14 años aglutina a periodista y escritores de la
comarca en la edición de la revista La Voz de la Merindad.
El portavoz de Barcina, José Luis Sánchez de Muniáin,
aseguró que el concurso, retrasado durante 15 años, ha sido “riguroso,
transparente, profesional y objetivo”, cuando la verdad es que rezuma un trato
de favor descarado, un estertor de final de ciclo ante un panorama de
elecciones anticipadas y debilidad interna de un régimen que margina a sus
desafectos, sean políticos, culturales o lingüísticos. Otra oportunidad perdida
para una Navarra en la quepan todos.
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