Afectados tras su comparecencia en el Parlamento |
El pleno del Ayuntamiento de Olite volvió a centrar el
jueves su atención en el problemón de la urbanización de la Moraleja, que se
ha convertido en el nudo gordiano de esta legislatura a la que le queda un año
y que, por tanto, difícilmente esta corporación atajará con éxito. La patata
caliente, es de suponer, pasará a los siguientes concejales, mientras el asunto
se pudre, básicamente, porque casi todos los ediles actuales han sido
colaboradores necesarios, si no protagonistas, de una desafortunada gestión del
urbanismo municipal impulsada al calor de la especulación de terrenos que tanto
daño ha hecho a la economía local, en particular, y de todo el Estado, en
general. A los ciudadanos nos ha tocado pagar los platos rotos de nefastas
directrices políticas que nos han hundido en una crisis económica sin
precedentes. El Ayuntamiento de Olite, por ejemplo, ha llegado a tener una
deuda de 1.000 millones de pesetas (6 millones de euros), una cifra mastodóntica
que lastrará décadas el desarrollo futuro del pueblo.
En la
sesión del jueves los damnificados volvieron al rifirrafe dialéctico para
plantear que el Ayuntamiento, prácticamente en coma económico, se endeude más
en la compra de unos polémicos terrenos que, si los afectados no satisfacen sus
deudas, pueden ser definitivamente embargados en breve. No sólo eso, si la
cuantía no hace frente al impago, estos vecinos también tendrían que responder
con sus propiedades (casas, cuentas corrientes, coches, etc ...). No hay que
olvidar que los implicados se hallan en este callejón contra su voluntad.
Porque fue el Ayuntamiento de la anterior legislatura (PSN), con el apoyo de
todos los grupos, incluido el del actual alcalde (UPN), quien forzó a los
propietarios a urbanizar sus terrenos en plena crisis del ladrillo, para
remitirles después la factura mediante el sistema de cooperación. La mala
práctica no tiene precedentes en Navarra, tal y como se puso de manifiesto en
la comisión de trabajo que celebró el Parlamento el pasado 12 de febrero, en la
que todo el arco político sin distinción mostró su solidaridad con los
perjudicados. El alcalde Fran Legaz (UPN) dijo en el pleno del jueves que él también iba a acudir a la cámara para dar su versión. Un primer paso para un
acercamiento fructífero pasaría por admitir que las cosas se hicieron mal. El
problema ya no es solo municipal. La solución, a la cual son impotentes
nuestros ediles, tiene que venir de más arriba. Pero es perentorio, primero,
asumir que se causó un gran daño.
Pleno del Ayuntamiento (Foto de archivo) |
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