Llegan las elecciones europeas de este domingo a Olite
después de los excesos de la romería a Santa Brígida, lo que aturde algo unas
mentes que, en general, han estado algo despistadas en la campaña. Son unos
comicios que han tenido preliminares bastante sosos, incluso transparentes o
hasta favorecedores de la abstención, que también dejan algunas enseñanzas, con
independencia de los resultados.
Llama la
atención que ninguno de los dos grandes partidos (PP/PSOE) haya pegado un solo cartel
llamando al voto en los paneles que el Ayuntamiento pone en las plazas de
Carlos III y San Antón, lo que denota un interés muy relajado. Clama al cielo
la facilidad con la que algunas manos ramplonas arrancan la propaganda de los
que sí se preocupan por mostrar su mensaje (Bildu), aunque está práctica
antidemocrática se extiende más allá de las elecciones y pone diana, también el
resto del año, a todo lo que no comulga con el mensaje oficial.
Tampoco ha habido mítines y sorprende que
único acto electoral haya sido una ronda
de vinos por los bares (herri poteo) con
un parlamentario foral. Hasta ahí se ha rebajado el nivel del debate
político o la posibilidad del ciudadanos de interpelar al candidato o su
representante en un acto abierto oficial. Luego vendrá quien analice la
desafección ciudadana, que parece bien labrada, con el consiguiente peligro que
conlleva en el alza de populismos, del voto que no cree en las urnas y de la
desvergüenza de una abstención desatada para que todo quede en manos de los que
trabajan más para la banca que para los ciudadanos europeos. ¿Tenemos lo que
nos merecemos o lo que nos dan?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en El Oltense. Tenemos en cuenta tus opiniones y próximamente publicaremos el comentario si se atiene a los parámetros editoriales. Síguenos y cuéntanos.