lunes, 15 de marzo de 2010

TECHOS SIN JORNAL

CALENDARIO REPUBLICANO
Olite, abril de 1934


Los jornaleros desempleados habían crecido tanto en los últimos meses que en Olite habían formado una “comisión de obreros parados”. 157 vecinos pertenecían a esta organización de parias sin sueldo. A principios de abril de 1934 reclamaban al Ayuntamiento que les diera trabajo. Dada la magnitud del problema, los ediles acordaron pedir ayuda a la Diputación para que habilitara un presupuesto extraordinario “con el fin de invertirlo en obras que empleen a los obreros parados”, según recoge el acta del pleno que presidió el socialista Juan García Lacalle.

García y el concejal Tomás Chivite se entrevistaron después con el diputado foral del distrito de Tafalla, quien les recomendó que reclamaran ayudas “para abrir pozos para la plantación de pinos y el arreglo de la torre del Palacio que amenaza ruina ...”.

Así que, finalmente, el consistorio olitense pidió al consejo de cultura de Navarra que recompusiera la torre de los Cuatro Vientos, dado que “hoy el peligro es mayor porque en las proximidades de su base se están construyendo dos grupos de casas baratas” en lo que luego fue el barrio Chino y porque por la zona transitaban “muchos vecinos y las mujeres que acuden al lavadero público”.

La carta que avalaba el Ayuntamiento precisaba que las obras iban a paliar el desempleo de una parte importante de la población que llevaba “mucho tiempo sin ganar jornal y sin poder atender las necesidades de sus familias”.

El estado del Castillo era lamentable en esta época. El Consistorio sugería, además, que los obreros podían seguir su labor en la remodelación de la fachada principal de entrada al Palacio, “por estar deteriorada y los ventanales amenazar ruina”. Empero, hasta 1937 no comenzará definitivamente la restauración ordenada del monumento. Además de estas obras, los mandatarios municipales reclamaron la replantación con árboles de las corralizas de La Falconera y San Antón.

Para organizar los tajos, constituyeron una comisión formada por cuatro concejales y dos representantes de los jornaleros que se encargaba de programar “las listas de peones y turnos para su empleo y distribución”.

Un concejal carlista de la oposición reclamó que, para evitar corruptelas, los tiempos de empleo fueran rigurosos y que los encargados de contratar a los braceros pertenecieran a “distintas ideologías” con el fin de que el Ayuntamiento socialista no favoreciera sólo a los trabajadores afines.

El día 11 de abril el Pleno reunido en sesión extraordinaria dio luz verde a las medidas para combatir el paro. Esa misma noche, sobre las 23,00 horas, “empezó a arder un gran montón de leña que el vecino D. Delfín García tenía depositado para la industria de tejería que tiene establecida ...”. Un informe del suceso redactado por el alcalde precisaba que, “a pesar de la asistencia de público que acudió al toque de campana, no pudo evitarse que se quemara” y causara daños valorados en 1.300 pesetas.

El incendio, al parecer, no fue fortuito. Según relataba el mandatario local, “cuando se estaba terminando empezó otro en un corral que la vecina Dña. Caya Díez tiene en la parte próxima al convento de las monjas Clarisas, cuyo edifico estaba destinado a pajar y a depósito de maquinaria y aperos de labranza”. En esta ocasión, los desperfectos evaluados rondaron las 15.000 pesetas. En el informe que elevó al Gobernador, el alcalde sospechaba que ambos sucesos, ocurridos en instalaciones de conocidos propietarios, “se cree que han sido intencionados y el Juzgado practica diligencias para su averiguación”.

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