Proyección sobre las torres de la Atalaya y los Cuatro Vientos |
Aitor
Escudero Casanova es un ingeniero técnico industrial de 23 años que ha terminado
su proyecto de fin de carrera en la UPNA con nota de sobresaliente. El joven ha
invertido muchas horas e ilusión en dotar al Palacio Real de Olite de una
iluminación moderna, acorde con uno de los monumentos más visitados.
Prioridades como el ahorro energético, el control de la contaminación lumínica
o la mejor ornamentación de las torres y lienzos de muralla han guiado la
actuación de este olitense que actualmente trabaja como operario en Fagor
Ederlan de Tafalla.
Aitor Escudero explica que el objeto del proyecto nace
de una necesidad evidente, dotar al palacio de una iluminación artificial a la
altura de uno de los monumentos con los cuales se identifica muchas veces la
imagen de toda Navarra. La solución que propone arranca de la sustitución de la
vieja y cara instalación de lámparas halógenas e incandescencia por otras más
eficaces, que consumen menos y, además, resaltan mejor los detalles
ornamentales de la morada de los reyes navarros.
El trabajo abarca la iluminación
nocturna, la más vistosa y con distintas propuestas, pero también contempla la
interior y otros aspectos de seguridad como la señalización de emergencia que
actualmente tiene carencias y es muy relevante en edificios de gran
concurrencia. “En general, es un proyecto flexible, abierto a variaciones o
limitaciones económicas”, añade el autor.
En lo ornamental, la iluminación
exterior se amplía a torres y detalles que ahora permanecen en penumbra y que
rescata este propósito sellado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros
Industriales y Telecomunicación de la universidad pública.
Focos actuales |
Según la memoria del trabajo, “el
proyecto tiene como meta realzar las cualidades excepcionales del Palacio y
ofrecer así al turista otra razón más para visitarlo”, un efecto dinamizador
que ampliaría el potencial de un sector económico cada vez más importante para
la localidad y que más empleo genera.
Actualmente, decenas de focos obsoletos,
apagados en su mayoría, duermen el sueño de los justos en los tejados de muchas
viviendas colindantes con la fortaleza. Permanecen a oscuras por su elevadísimo
consumo energético, prácticamente insostenible por el enorme gasto que generan.
Solo algún punto de luz interior alumbra una penumbra que, a penas en verano o
en ocasiones especiales, siluetea el contorno del palacio que se desvanece rápido
a los pocos kilómetros de distancia.
El estudio también soluciona anomalías
obsoletas, realza entornos en sombra o soluciona la deslocalización de la zona
de control. Cada torre del conjunto palaciego tiene un tratamiento específico. Las
medidas programadas reducen la emisión lumínica y, según determinadas franjas
horarias, el castillo dispone de una iluminación de gala, para funciones de
teatro, otra económica, solo para eventos en el Patio de Armas o únicamente focalizada
en la parte superior de las almenas.
El autor del proyecto, Aitor Escudero |
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