miércoles, 24 de octubre de 2018

OLITENSES EN LAS FOSAS DEL CEMENTERIO DE TORRERO

Exhumación  realizada en Torrero  1979 (Foto Altaffaylla)
Amparo Sesma Lator no olvidó nunca a su hermano Anastasio, enterrado con 37 años en una fosa común del cementerio de Torrero (Zaragoza) en octubre de 1936 y forzado a alistarse en el Tercio de Sanjurjo del ejército franquista tras ser detenido en Olite/Erriberri por ser socialista. Igual de mala suerte corrieron una docena más de paisanos y, aproximadamente, 225 navarros de izquierdas de 22 pueblos, asesinados en similares circunstancia y a los que el Gobierno de Navarra va rendir este sábado un homenaje en la camposanto de la capital maña (12 h), a ellos y a sus familias que en 1979 exhumaron los cuerpos para darles honrosa sepultura en casa.
Funerales en Olite 
          Amparo contaba que su madre Blasa había muerto de pena, de esperar asomada al ventanuco del frío otoño olitense la llegada estéril de aquel hijo obligado a ser carne de cañón contra los suyos y fusilado por el temor de los mandos franquistas a que se pasara con sus camaradas al otro lado de la alambrada, a la trinchera que en el frente de Aragón resistía por la República. A Anastasio y sus compañeros los identificaron rápido tras el golpe de Estado. “Carambo”, además, había pertenecido a la junta del sindicato socialista. Con 28 compañeros más estuvo trabajando gratis para las familias de los voluntarios que se habían sumado al alzamiento militar. Acabadas las tareas de la vendimia, 20 fueron enviados al frente y 13 cayeron fusilados en Zaragoza.
Cola con féretros camino del cementerio olitense
           Ni sus padres ni sus hermanos pudieron recoger sus huesos hasta 1979, cuando solo cuatro años después de la muerte del dictador un autobús de familiares salió de Olite/Erriberri con picos y palas para traer a los suyos. La Amparo cogió a su hijo pequeño y allí se presentó junto a, por ejemplo, su vecino José que aparece en un montón de fotos de la época en las que posa en mitad de zanjas de 250 metros de largo, entre huesos y calaveras que después se repartieron en sacos por distintos pueblos, así a las bravas, sin métodos científicos, adeenes ni forenses, pero en inmensa fraternidad. Cuerpos anónimos pero hermanados hasta el fin, diseminados en decenas de panteones del sur de Navarra que los familiares hicieron en auzolan, en común, en los camposantos de sus pueblos, bien enterrados.
            A Anastasio acompañaron en desgracia otros 12 de Olite/Erriberri, aunque el investigador aragonés Juanjo Casanova cuenta 14. En el estudio de Altaffaylla, en el memorable “De la Esperanza al terror”, que Amparo y otros se pasaban en la transición de forma casi clandestina de ventana a ventana, figuran 13 olitenses:

Pedro Ansa Induráin, de 25 años y soltero.
Gregorio Armendáriz Yabar, de 27 años y soltero.
Román Armendáriz Yabar, de 28 años y soltero.
Juan Casanova Pérez, de 41 años y soltero.
Román Díaz Iriarte, de 36 años y soltero.
Victoriano el Río Olcoz, 37 años, casado y tres hijos.
Francisco Gabari Viela, 39 años, casado.
Sebastián Izuriaga Baigorri, 27 años, casado.
Casián Medrano Leoz, 29 años, casado.
Ángel Rodríguez Jiménez, 33 años, soltero.
Félix Tanco Suescun, 27 años, soltero.
Félix Zulaica Vélez, 18 años, soltero.
Anastasio Sesma Lator, 37 años, soltero.

        El historiador Juanjo Casanova ha contabilizado también víctimas de otros pueblos navarros y el número de vecinos enterrados en las fosas de Torrero: Mélida, 16; Marcilla, 14; Pitillas, 13; Murillo el Fruto, 12; Carcastillo, 7; Ujué/Uxue, 5; Santacara, 4; Funes, 4; Tafalla, 2; Peralta/Azkoien, 1; Sangüesa/Zangoza, 15; Sartaguda, 44; Lodosa, 21; Cárcar, 18; Andosilla, 16; Cadreita, 6; Monteagudo, 3; Arróniz, 2; Mendavia, 2; Sesma, 2; Ablitas, 2; Estella/Lizarra, 1; Lerín, 1.

Voluntarios de distintos pueblos en la recuperación de cuerpos en Torrero

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