viernes, 15 de noviembre de 2013

GIL: “EL ARQUITECTO DE SAN PEDRO FUE UN FÓRMULA UNO”

Gil y, al fondo, la punta de la torre desmontada
El autor desconocido de la aguja recién restaurada en la torre de la iglesia de San Pedro de Olite fue un “virtuoso” de la arquitectura medieval, “un Fórmula 1” de la construcción, según el responsable de la rehabilitación del monumento, Leopoldo Gil, que durante cuatro años y con un presupuesto de un millón de euros ha dirigido la obra.

            El arquitecto del Gobierno de Navarra intervino el jueves en la primera de las conferencias organizadas para celebrar la culminación de un trabajo en el que Leopoldo Gil quiso destacar la labor, muy meritoria, de vecinos de Olite como los trabajadores del taller de cantería de Valeriano Jaurrieta; el jefe de obra de Construcciones Leache, Ramón Egea, y otros antiguos parroquianos que se han desvivido porque luzca renovada una de las torres más esbeltas de la ciudad.

Aguja gótica restaurada
      Ayudado por fotografías, el técnico de Príncipe de Viana explicó ante medio centenar de personas cómo se ha consolidado el primer tramo del monumento, su escalera de caracol, la balconada y, finalmente, la aguja gótica que fue desmontada piedra a piedra. Además, instaló una nueva veleta, reparó la esfera del pararrayos, talló nuevas gárgolas y rebajó unos ventanales ciegos.

            La torre de San Pedro sufrió en el siglo XVI la caída de un rayo que “reventó” su estructura interior, aunque “milagrosamente” no se desplomó y aguantó, con parches reparadores, durante siglos. Distintos terremotos la hicieron peligrar y, también, el tráfico de camiones que ha aumentado en su cercanía en los últimos años para perjuicio de la estabilidad.

La torre antes y después de la rehabilitación
       El taller del olitense Valeriano Jaurrieta ha servido durante meses de quirófano de reparación. Allí se trasladaron los sillares defectuosos y se hicieron réplicas que, como un gigantesco puzzle, fueron encajadas, subidas incluso con una gigantesca grúa, para que el conjunto quedara milimétricamente ensamblado.

            Gil también lanzó la idea de que el material deteriorado, como la punta de la aguja original y otras piezas, puedan ser expuestos al público en la zona del claustro y de la casa del sacristán pendiente de reconstrucción. Poner el archivo a disposición de usuarios o la interesante idea de copiar en la capilla del Campanar las pinturas originales que se llevaron al Museo de Navarra son otras aportaciones que dejó en el aire el arquitecto.


Montoya entregó a Gil un grabado de San Pedro
         Al final de la conferencia, el grupo de parroquianos promotor de las jornadas regaló a Leopoldo Gil, a través de Julián Montoya, un grabado de la iglesia de San Pedro.

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