Gil y, al fondo, la punta de la torre desmontada |
El arquitecto del Gobierno de Navarra intervino el jueves
en la primera de las conferencias organizadas para celebrar la culminación de
un trabajo en el que Leopoldo Gil quiso destacar la labor, muy meritoria, de
vecinos de Olite como los trabajadores del taller de cantería de Valeriano
Jaurrieta; el jefe de obra de Construcciones Leache, Ramón Egea, y otros antiguos
parroquianos que se han desvivido porque luzca renovada una de las torres más
esbeltas de la ciudad.
Aguja gótica restaurada |
Ayudado por fotografías, el técnico de Príncipe de Viana
explicó ante medio centenar de personas cómo se ha consolidado el primer tramo
del monumento, su escalera de caracol, la balconada y, finalmente, la aguja
gótica que fue desmontada piedra a piedra. Además, instaló una nueva veleta,
reparó la esfera del pararrayos, talló nuevas gárgolas y rebajó unos ventanales
ciegos.
La torre de San Pedro sufrió en el siglo XVI la caída de
un rayo que “reventó” su estructura interior, aunque “milagrosamente” no se
desplomó y aguantó, con parches reparadores, durante siglos. Distintos
terremotos la hicieron peligrar y, también, el tráfico de camiones que ha aumentado
en su cercanía en los últimos años para perjuicio de la estabilidad.
La torre antes y después de la rehabilitación |
El taller del olitense Valeriano Jaurrieta ha servido
durante meses de quirófano de reparación. Allí se trasladaron los sillares defectuosos
y se hicieron réplicas que, como un gigantesco puzzle, fueron encajadas,
subidas incluso con una gigantesca grúa, para que el conjunto quedara
milimétricamente ensamblado.
Gil también lanzó la idea de que el material deteriorado,
como la punta de la aguja original y otras piezas, puedan ser expuestos al
público en la zona del claustro y de la casa del sacristán pendiente de
reconstrucción. Poner el archivo a disposición de usuarios o la interesante
idea de copiar en la capilla del Campanar las pinturas originales que se
llevaron al Museo de Navarra son otras aportaciones que dejó en el aire el
arquitecto.
Montoya entregó a Gil un grabado de San Pedro |
Al final de la conferencia, el grupo de parroquianos
promotor de las jornadas regaló a Leopoldo Gil, a través de Julián Montoya, un
grabado de la iglesia de San Pedro.
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