La esfera situada a 54 metros de altura forma parte del
pararrayos de una aguja octogonal ubicada en la torre más alta de la localidad,
superior incluso a las del castillo. Al desmontar y reparar en un taller el
extremo cilíndrico, los especialistas limpiaron la superficie y advirtieron que
la gran “bola”, de casi un metro de diámetro, estaba dorada con finas películas
de oro batido.
Una vez restaurada, tapados algunos agujeros que la
perforaban y repuesta en su sitio, la esfera ha recobrado el esplendor que daba
a la torre y que hacía de ella “un monumento distinguido, de cierta categoría”,
han señalado los restauradores.
En cuanto a la torre en sí, la obra de remozado también ha
sido de calado. El lamentable estado de los últimos cuatro metros de la aguja
forzó a desmontar, piedra a piedra, una compleja estructura que amenazaba con
desprenderse.
Además, se ha sustituido totalmente la escalera interior de madera por la que se asciende al monumento, se han cerrado grietas y saneado la arquitectura. Los trabajos de reparación continúan y, aunque ya se ha retirado parte del andamiaje y la red que lo cubría, todavía falta por colocar la balconada que también corría riesgo de desplomarse.
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