El Gobierno de Navarra
presentó el martes en la mesa de negociación del sector el proyecto que finalmente
recorta las guardias con presencia en algunos centros de salud y que en Olite/Erriberri
se traduce, si no hay más aportación, en la supresión de la atención desde las 20,00
horas hasta las 8,00 del día siguiente. Los fines de semana y festivos las
puertas solo abrirán de las 8,00 a las 15,00 horas. Entre estos periodos, los
enfermos tendrán que desplazarse a Tafalla.
Durante toda la noche, hasta que el centro de salud no reanude
la actividad a las 8,00 de la mañana, los olitenses serán derivados a cinco
kilómetros de la ciudad en aras de un plan que, según el Gobierno de Navarra,
sirve para racionalizar el gasto y que para los sindicatos no es más que una
forma de enmascarar más recortes públicos que, de momento, dejan sin plaza a 28
médicos y 22 enfermeras.
El asunto, al menos en Olite/Erriberri, no es baladí.
Profundiza en la desatención a la que a cuenta de la crisis económica se ve
abocada, cada vez más, la población rural. Una degradación importante porque, a
fin de cuentas, se trata de temas nucleares relacionados con el
bienestar e incluso la vida de los vecinos.
Los olitenses deberán ir ahora en coche para que les traten de
una urgencia en Tafalla. Eso si tienen vehículo propio porque habrá parte de la
población, anciana sobre todo, que tendrá que recurrir a un familiar, a una
ambulancia o un taxi mientras, por ejemplo, le da un infarto. Surrealista y a
todas luces injusto.
El plan de la consejera Marta Vera parece olvidar particularidades
locales, como que Olite/Erriberri tiene 3.600 personas censadas pero una
población flotante mayor, con mucho residente de fin de semana, que duplica en
verano su estancia, y con una afluencia turística destacable que también
requiere prestación médica.
Llama poderosamente la atención que profesionales,
autoridades e, incluso, el mismo vecindario no se haya manifestado de forma
pública contra esta arremetida al estado del bienestar, un tijeretazo que irrumpe
en lo más elemental y denota, si no se reconduce, una comunidad muerta o camino
de la UCI.
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