El desfile que el mediodía de este lunes festivo hizo el Ayuntamiento de Olite hasta la iglesia de San Francisco para asistir a la
misa solemne de la Inmaculada fue el último con una comunidad de frailes
encargada de guardar el templo. A partir del día siguiente, se cierra. Si la
clausura de una iglesia en la, otrora, católica Navarra ya es noticia de por
sí, el hecho mismo es muestra de la evolución de los tiempos. Una tendencia
secular que irá a más y que plantea nuevos interrogantes, también en Olite.
Por ejemplo, qué va a ocurrir con el patrimonio artístico que
atesora el edificio y si el espacio solo va
a servir para acumular polvo y acoger a cientos de palomas. Una vez que
la biblioteca del convento y la obra pictórica del padre Álvarez de Eulate parece
haberse reubicado en Arantzazu, surge el problema del mantenimiento de una
interesante colección de tallas y cuadros de época barroca, incluida la imagen
de la Virgen del Cólera, patrona de la localidad, que quedará cerrada a cal y
canto. Según parece, el templo se volverá a abrir en contadas ocasiones, en Semana
Santa, el Cólera o la Inmaculada.
Todos
sabemos qué pasa en una casa deshabitada y cómo se dispara su deterioro en poco
tiempo. Habría que encontrar un uso novedoso al edificio en una localidad en la
que, por faltar, se echa mucho de menos un buen espacio escénico. En Sangüesa,
por ejemplo, convirtieron con acierto la iglesia del convento de Nuestra Señora
del Carmen en un estupendo auditorio.
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