lunes, 18 de noviembre de 2019

VICTORIA NAVARRA EN EL SASO DE OLITE (NOVIEMBRE 1512)

El historiador y archivero Peio J. Monteano ha vuelto a sorprender con su nuevo libro, “Las victorias de los vencidos. La resistencia navarra a la conquista española (1512-1527)", editado por Mintzoa y puesto estos días a la venta en colaboración con Diario de Noticias, al dedicar un capitulo al poco conocido “Combate de El Saso de Olite”, en el que una partida de legitimistas derrotó a la tropa aragonesa que acudía a Pamplona en auxilio del ejército invasor de Fernando el Católico.
            El descontento de Olite, villa mayoritariamente agramontesa y fiel a los reyes navarros Catalina I y Juan III, fue patente desde el inicio de la conquista en julio de 1512. Se distinguió, con Tudela, Estella o Tafalla, por ser de las últimas localidades en capitular a los soldados del Duque de Alba y alguna noticia, poco concreta, también se divulgó sobre un enfrentamiento en el camino a San Martín de Unx por defensores roncaleses, que había bajado hasta el llano.
            Más o menos en esta línea, pero con más concreción, abunda ahora el relato que hace el siempre interesante Monteano al tratar del choque que se produjo a finales de noviembre en el término del Saso olitense, cuando el rey Juan de Labrit intentó reconquistar Pamplona. El también empleado del Archivo General y Real de Navarra cuenta en este libro que el bastardo de Fernando el Católico, el arzobispo de Zaragoza, fue el encargado de someter la navarra meridional. Concentró peones y jinetes en Sádaba e inició las incursiones, desde Sangüesa, hacia la Zona Media.  
          En este contexto se dio el enfrentamiento de Olite, una de las pocas victorias de los partidarios de mantener libre el reino que se habían hecho fuertes en el castillo de Murillo el Fruto con Pedro de Rada al frente. El alcaide Juan Vélaz de Medrano y los roncaleses del capitán Petri Sanz, junto a unos 500 soldados de las guarniciones fieles de San Martín de Unx, Santacara y Murillo, formaron el cuerpo agramontés que resistía en la zona e hicieron frente a una compañía aragonesa reclutada en Teruel, Daroca y Ejea de los Caballeros. Eran unos 200 y tenían intención de viajar hasta Olite para, en una jornada, llegar a Puente la Reina y luego reforzar Pamplona.
          El relato recoge los testimonios de los soldados roncaleses Juan Galech, de Garde, y Sancho Petroch, de Isaba. Cuenta que salieron del castillo de Murillo en dirección a Olite y en el Saso se enfrentaron a 100 peones con picas y 40 ballesteros aragoneses, según cifras de los vencidos, y a 300 infantes y algunos jinetes, según contaron los navarros. Los roncaleses aseguraban que ellos no eran más de 80 hombres y el enemigo les triplicaba.
            En la refriega el capitán Sanz dirigió el ataque de los ballesteros y honderos fieles a los Foix-Labrit, que ejecutaron la maniobra del “caracol” que les dio ventaja. “En pocos minutos todos los soldados aragoneses quedan tendidos sobre el terreno. El combate se ha saldado con dos muertos por su parte y uno por la de los navarros. Los vencidos son rápidamente despojados de sus ropas, armamento y dinero. Presos, son escoltados hasta los castillos de Santacara y Murillo el Fruto”. Como era costumbre, para recuperar la libertad, tuvieron que pagar un rescate de dos florines por cabeza.
            La alegría navarra no duró mucho. Pocos días después, fracasó la toma de Pamplona y los legitimistas tuvieron que retirarse y pasar la frontera ante la amenaza del inminente invierno. Algunos leales se replegaron hasta la Zona Media y, por temor a los ocupantes, tomaron la vía de Ujué para regresar a Bearne donde los reyes de Navarra esperaron cinco años para volver a intentar la reconquista.

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