En un documento que custodia el archivo municipal de Olite y que está fechado el 5 de octubre de 1360 en Pamplona, el lugarteniente del rey, el infante y hermano menor Luis, ordena al ayuntamiento olitense que pague una recompensa a varios escuderos de la villa que habían acudido a Normandía a servir a Carlos II.
Durante los primeros años de su reinado, Carlos apareció poco por Navarra. El monarca también era conde de Evreux, por parte de su padre, y eterno conspirador y aspirante pertinaz al título de rey Francia por la parte que le unía a su madre Juana. Carlos II, llamado después con el sobrenombre de “El Malo” que nos ha llegado hasta ahora, estaba sobre todo empeñado en confabulaciones y guerras que enfrentaban a los nobles franceses y en las que interfería Inglaterra.
En esta época, el hermano del rey, Luis, era quien verdaderamente gobernaba el pequeños reino pirenaico. Navarra estaba habituada a levantar hombres de guerra, “mesnaderos” con caballo y armas o escuderos con ballestas, como los de Olite, que tenía que partir a servir en Normandía y en la cuenca parisina.
Los compromisos de la corona navarra con Inglaterra enviaron a muchos paisanos a enrolarse en ejércitos que se embarcaban en el puerto de Bayona rumbo a Cherburgo, en el noroeste francés, donde cobraban una paga que, como en el caso de los olitenses, a veces no llegaba y les forzaba a sobrevivir en condiciones miserables, tal y como denunciaron a su vuelta.
El documento guardado en el archivo se hace eco de la reclamación que hicieron los “vezinos d´Olit” Johan Ruiz de Merifuentes y Semen Martiniz de Garinoayn, en su nombre y en el de otros compañeros que fueron a Normandía, “et fincamos en la villa de Melun en seruicio de seynor rey”.
Los ballesteros recuerdan que fueron con la condición de recibir 80 escudos los de caballo y 30 de los de a pie. Y que juraron que no obedecerían a otro señor que el navarro y que les prometieron “en publico conçeio” pagarles su soldada “et quitarnos de toda preson si presos fuessemos …”.
Los de Olite narran que sirvieron en Melant y después en la villa de Mellun, hasta que fue rendida a los franceses. En todo el tiempo que estuvieron allí, reclaman, nadie pago sus gastos. Declaran, además, que sobrevivieron de forma miserable, “que no hauiamos que comer”, y que contrajeron deudas importantes. Es por ello que, el rey navarro, “veyendo et sopiendo nuestra pobredat”, les dio autorización para que los ayuntamientos se hicieran con las cargas.
La negativa del concejo de Olite a sufragar los gastos de los soldados quedó plasmada en la documentación que guarda su ayuntamiento. Gracias a ella conocemos que solicitaron a Carlos II que presionara a los mandatarios locales para cobrar la deuda.
El 30 de enero de 1361, la Corte de Navarra, el tribunal de justicia del reino, falló en favor del ayuntamiento de Olite. Examinado el proceso “con hombres bue[nos] en drecho et en fueros“, absolvieron al concejo de los compromisos que había adquirido la corona.
Gracias a este último documento sabemos que, además de Ruiz de Merifuentes y Martiniz de Garinoayn, en la expedición al norte de Francia también participaros los escuderos Pedro Martiniz de Rada, Lop Diaz de Rada, Johan Garcia de Falces, Martin de Baztan, Simón d´Auarçuça, Pedro d´Elcoaz, Simon el Juglar, Yenego Loppiz de Ysaua, Semen Martiniz de Galipienço y Pedro Pecha Auena, “vezinos et moradores de la dicha villa d´Olit, sus compañeros qui fueron en Francia en seruicio del seynor rey de Nauarra”.
Los de Olite y, seguro, otros muchos navarros participaron en aquellos años en la guerra entre Francia e Inglaterra en la que se hallaba envuelto el reino galo. El monarca navaro se alió con los anglosajones y llegó a ofrecerles la plaza de Cherburgo y el valle del Sena, territorios propiedad de su familia, como compensación a una ayuda militar para Navarra de 500 soldados y 500 arqueros ingleses.
En 1361 el rey se replegó a su pequeño reino y ese año nació su primogénito, quien sería coronado como Carlos III y conocido como el rey Noble de Navarra. Al monarca todavía le quedaba pasar el mal trago de la batalla de Cocherel, en 1364, tras la que perdió sus territorios normandos de Mantes, Meulan y Longuevill, que intentó recuperar sin éxito hasta su muerte.
Por su parte, el que fuera durante años el lugarteniente en Navarra, su hermano Luis, siguió con el sueño expansionista y sus “compañías” de navarros y normandos, así como mercenarios de toda procedencia, llevaron expediciones guerreras desde el sur de Italia hasta Albania, donde murió. Algunos de sus hombres al mando del capitán Urtubia llegaron a conquistar Tebas (1379) y Atenas (1380), y quién sabe si entre ellos se perdió algún ballestero de Olite mal pagado.
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