miércoles, 2 de agosto de 2017

LOS GALGOS DEL PARADOR DE OLITE MIRAN AL REVÉS

Un estudio realizado con detenimiento del relieve del ventanal gótico de la fachada del Parador de Olite/Erriberri ha descubierto que, posiblemente, los dos lebreles que sostienen el escudo heráldico de la dinastía Navarra-Evreux fueron reproducidos en los años treinta con las cabezas al revés, según advierten los apuntes tomados la semana pasada con una grúa de proximidad por el experto en el Palacio Real Aitor Iriarte.
Las marcas halladas revelan el giro
            El muro principal del hotel, antiguo Palacio Viejo sobre el que creció después el resto de la estructura del conocido castillo, tiene dos ventanas restauradas a finales de los años treinta según el proyecto de los hermanos Yárnoz. En la que está más cerca de la puerta de acceso al edificio, en el lado izquierdo, todavía se advierte un escudo bastante erosionado soportado por dos galgos y que fue copiado por los canteros en el lado derecho de la ventana. En el nuevo espacio, los dos canes tienen la cabeza orientada hacia fuera. Las medidas in situ realizadas ahora por el arquitecto Iriarte aportan la novedad de que los lebreles miraban en la Edad Media hacia dentro del escudo y que han estado más de 80 años reproducidos de forma distinta al original.
Bóveda con lebreles hacia dentro en Pamplona
            El investigador ha retrazado (en rojo en la foto) las marcas antiguas y comprobado que, además, en la bóveda de Doña Blanca de la catedral de Pamplona los galgos pintados en la época también miraban hacia dentro y no al exterior, lo que refuerza su teoría. “Me llamaba mucho la atención que los lebreles estuviesen mirando uno para cada lado, porque no es una postura heráldica normal. Todavía más cuando se descubrieron las pinturas de las bóvedas de la Catedral de Pamplona, donde aparecen parejas de lebreles con las cabezas mirando hacia dentro. Pero sólo el viernes pude comprobar que en la parte izquierda del escudo de Olite todavía quedaba un resto del lugar en el que estaba el hocico del lebrel”, ha precisado el arquitecto que lleva más de diez años estudiando, centímetro a  centímetro, el castillo.
Catedral de Pamplona, bóveda de Doña Blanca
            Aitor Iriarte, gracias a la colaboración del Ayuntamiento y el Parador, pudo finalmente subirse a una grúa la semana pasada para tomar de cerca notas del ventanal. “Lo de la plataforma elevadora fue una maravilla. Pude por fin acceder a detalles y comprobar cosas como que sólo la parte superior de la ventana grande estaba cerrada con vidriera ... Aunque está todo muy erosionado, la decoración de esa ventana era maravillosa, con vid silvestre (hojas, pequeños racimos y zarcillos) y un rosal (flores, capullos y hojas) trepando por las arquivoltas”.
Aitor Iriarte en la plataforma
            Iriarte, que tomó medidas y fotografías del entorno, espera completar el trabajo en los próximos meses. La concejal de Cultura, Maite Garbayo, ha mostrado su satisfacción y la esperanzada de que la investigación se retome en otoño. “Es la única forma de rescatar todas estas señales que todavía quedan en los muros y que, a causa de la erosión, quizá no las tengamos mucho tiempo”.


Ventanales de la fachada del Parador

Detalle de la vegetación de la ventana








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