Por Ángel Jiménez
Biurrun
Con la concentración parcelaria de los campos se han
perdido cantidad de topónimos y no sé si han quedado recogidos en alguna parte.
Uno de ellos es el de la famosa Huerta
del Catato, que tiene su historia, la huerta, la casa y el talante del
dueño.
Custodio
Azcárate, que era el propietario, era un olitense que siendo niño fue a parar a
una casa de una tía de San Martín de Unx. A los años, el chaval regresó al
pueblo y en Olite todos le llamaron con el sobrenombre del Catato, que es como se conoce a los sanmartinejos.
Hecho ya un
hombre, Azcárate emigró a Argentina en busca de fortuna. Volvió con ahorros
suficientes para comprar una finca que había cerca del antiguo lavadero. La rodeó
con árboles de manzanicas de pastor y
levantó una casa donde vivió hasta el año 1938.
El Catato fue hombre soltero, de gran
talante y sentido del humor. Perteneció a la cuadrilla “La Vasca”. Su casa tenía siempre las puertas abiertas. En la
huerta criaba un grupo de patos que se comían sus amigos en fiestas.
Cuando
llegaba la vendimia tenía otra costumbre. Con los compadres preparaba una
comporta de uva en la que elaboraba vino que consumían en las farras que hacían
en la huerta y en las fiestas del año siguiente. Custodio era el encargado de
todo.
La
cuadrilla de “La Vasca” tenía la rutina
de ir con un quinteto de músicos a las fiestas de los pueblos de la Merindad.
El Catato siempre llamaba la atención
porque acudía ataviado con frac y sombrero de copa.
Se podrían
escribir muchas anécdotas de este personaje. No solo fue un hombre de humor excelente,
sino que además era persona de una pieza. Muchos tampoco saben que la Plaza de
Olite durante más de un siglo llevó el
nombre de su padre, Galo Azcárate, alcalde olitense que se distinguió por
rescatar el comunal para el pueblo.
Custodio fue siempre un olitense
de buena disposición, maduro por la luz, los vientos y los momentos políticos
que le tocaron sortear en su tiempo. Al estallar la guerra civil en 1936, en la
oscuridad de la noche, Azcárate supo acoger en su casa a una veintena de
hombres perseguidos por sus ideas que huían a zona republicana.
En pleno
conflicto, cuando descansaba en la localidad tropa del ejército sublevado con
Franco, Custodio Azcárate apareció muerto en su huerta en circunstancias violentas
y poco claras. Tenía 58 años. Mientras vivió fue feliz en su hogar. Después
quedó vacío y solo se mantuvo el topónimo, ahora desaparecido, de la Huerta del Catato.
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