martes, 9 de marzo de 2010

PRIMER UNO DE MAYO

CALENDARIO REPUBLICANO
Olite/Erriberri, mayo de 1931


Recién proclamado el nuevo régimen y en víspera de la fiesta del 1 de Mayo de 1931, el estrenado ayuntamiento republicano de Olite acuerda en el primer pleno que celebra notificar al vecindario la decisión gubernamental de celebrar por todo lo alto la fiesta del Trabajo.

El alcalde Carlos Escudero, de Acción Republicana, publica un bando en el que avanza a los olitenses que el Gobierno provisional va a ratificar en breve reivindicaciones tan sentidas por la clase trabajadora como “la internacionalización práctica del principio de la jornada de ocho horas”.

La proclama del presidente de la Corporación municipal añade que para “solemniza” esta conquista queda declarado festivo el primero de mayo de cada año, dando carácter oficial a la “Fiesta del Trabajo”. La UGT local aprovecha la ocasión para elevar al Ayuntamiento una serie de peticiones, entre las que reclama que trabaje por la recuperación de algunas corralizas que dudosamente están en manos privadas.
La mayoría republicano-socialista del consistorio acuerda examinar a fondo el Archivo municipal para saber exactamente cómo se vendieron estos terrenos comunales.

Tras el tanteo, el secretario, Antero Ona, certifica que “no aparecen copias de la escritura de la venta de La Plana ni de las primitivas enajenaciones de las corralizas, o sea cuando se vendieron con carta de gracia, apareciendo solamente de éstas las ventas a perpetuo”.

Durante los siguientes días la Euzko-Etxea del PNV de Tafalla legaliza su situación. Los nacionalistas tafalleses, como los de Olite/Erriberri, habían dado sus primeros pasos al amparo de los centros católicos agrarios correspondientes, que cedían sus locales para mítines y reuniones de los jeltzales, que pasaban por gente de orden y piadosos guardianes de la religión católica.

En este primer momento republicano, la jerarquía de la Iglesia española practica una postura prudente al invitar a sus seguidotes a que respeten la nueva configuración del Estado. Postura que el 7 de mayo rompe el arzobispo de Toledo y cardenal primado, Pedro Segura, con una declaración en la que anima a los fieles a un unir fuerzas para encararse a la laicidad estatal que propugna el Gobierno central. El enfrentamiento enciende los ánimos y algunos conventos de Madrid y otras ciudades.

En Navarra, la decisión del ayuntamiento de Pamplona de adherirse a la petición de expulsión de los Jesuitas levanta una gran polvareda. En este contexto, el consistorio de Olite introduce el que será el primero de un rosario de cambios en la nomenclatura de las calles. Por unanimidad, aprueba la sustitución de la que estaba dedicada al sacerdote Victoriano Flamarique, que ahora pasa a denominase “Primero de Mayo”.

El día 31 de mayo se repiten las elecciones municipales que habían sido impugnadas en una treintena de localidades. En la jornada se producen incidentes, sobre todo en la Ribera. En general, los candidatos de la derecha logran imponerse de nuevo, aunque esta vez con menos margen de votos que en el pasado 14 de abril.

Poblaciones importantes como Pamplona, Tafalla, Peralta, Caparroso o Corella consiguen mayorías republicano-socialistas, que se suman así a otros municipios que desde hacía un mes se habían decantado ya por una izquierda minoritaria en Navarra, como ocurría en Alsasua, Tudela, Falces y Olite.

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