Adolfo González y Nati Ochoa, sobrinos del desaparecido |
Adolfo
González y su prima carnal Nati, recientemente fallecida, se dieron cuenta del vacío
legal cuando hace aproximadamente ocho años, en los últimos meses del gobierno
del socialista Rodríguez Zapatero, acudió a Pamplona/Iruña el ministro de
Presidencia Ramón Jáuregui para entregar unos diplomas en los que el ejecutivo
central reconocía a varias víctimas navarras del golpe de estado. Los primos
Ochoa evidenciaron que su tío tenía partida de nacimiento pero nadie había
cerrado el círculo con la correspondiente nota de defunción. Seguía, a efectos
legales, en una especie de limbo.
Ochoa (izq), su padre Pablo y su hermana Presentación |
Comenzó seguidamente
un detenido trabajo de recopilación de información para tramitar la situación
en el Registro Civil. Los familiares sabían que, junto a una docena de vecinos,
Adolfo Ochoa había sido detenido el 31 de julio de 1936 y llevado a la prisión
provincial de la capital navarra. En los papeles de la cárcel, los olitenses estaban junto a, por ejemplo, el anarquista Galo Vierge, que luego escribió
un libro sobre los hechos, y también con la maestra socialista Camino Oscoz,
arrojada a una sima y cuyo cadáver todavía no ha aparecido.
La
documentación de la prisión y otra recopilada por la UPNA revelan que los 13
presos de Olite/Erriberri fueron “liberados” el 27 de noviembre y, según todos
los testimonios, asesinados después. “Desde esa fecha no hemos vuelto a tener
noticias suyas, si bien es de dominio público que en aquellos meses de 1936 los
presos que firmaban la carta de libertad en la prisión provincial de Pamplona
eran entregados a patrullas paramilitares de falangistas y/o carlistas para ser
ejecutados extrajudicialmente”, argumentó Adolfo González en el documento con
el que reclamó la inscripción.
Homenaje a los olitenses represaliados en el 36 |
El sobrino del desaparecido
explicaba, además, que “desconocemos el lugar exacto donde fue ejecutado Adolfo
Ochoa Gorri, aunque por las referencias a otros presos puestos en libertad y
también fusilados creemos pudo ser en la Sierra
del Perdón, en las cercanías de Pamplona, lugar en el que existen y están
documentadas varias fosas comunes”.
La anhelada respuesta llegó hace unos días, después de que el Registro de la capital navarra facilitara la partida que necesitaba el Juzgado olitense para certificar legalmente una muerte que, 82 años después, la familia finalmente ha conseguido.
La anhelada respuesta llegó hace unos días, después de que el Registro de la capital navarra facilitara la partida que necesitaba el Juzgado olitense para certificar legalmente una muerte que, 82 años después, la familia finalmente ha conseguido.
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