La última elección del nuevo Ayuntamiento de Olite/Erriberri
y su Alcalde, Andoni Lacarra (Agrupemos/Elkartu), se realizó con una
particularidad local que se arrastra desde hace siglos, la promesa o jura del
cargo sobre la miniatura del crucificado que hay en la página 61 del Registro
del Concejo, un valioso libro de ordenanzas municipales que comenzó a
redactarse en 1224 y recoge actividad hasta 1537.
El manuscrito es una compilación en la que los sucesivos notarios o secretarios
fueron dejando constancia de los nombres de alcaldes, jurados, pasadores de
caminos, treguas, pleitos, demarcación de términos y jurisdicción de la entonces
villa, noticias referentes a la primera familia del reino, la del monarca, y
otros reglamentos particulares.
El códice de Olite
fue estudiado por el filólogo tafallés Ricardo Ciérvide Martinena que señaló
que fue descubierto en 1919 en un torreón situado en la trasera de la antigua
Casa Consistorial. El libro lo consultaron grandes historiadores navarros. Tanto
el padre Monet como Aleson analizaron sus pliegos para, por ejemplo, datar la
fecha en la que el último rey de Navarra Juan de Albret viajó el año 1500 a
Sevilla para entrevistarse con Fernando el Católico, dos años antes de invadir
el Reyno.
Un manual tan antiguo, además de aportaciones históricas, presta información lingüística
o jurídica. Sus pergaminos fueron numerados y encuadernados en 1550. En las
primeras hojas, escritas en el siglo XIII, Ciérvide observó dos tipos de letra,
una antigua carolingia y otra, posterior, gótica.
En estos textos
iniciales se aborda, por ejemplo, la pugna sempiterna entre Olite y Tafalla por
el aprovechamiento del riego del río Cidacos, las aguadas en las que se consignan turnos, desde abril a junio, a
repartir entre Tafalla, Olite, San Martín de Unx y Caparroso.
También son
curiosos los apuntes sobre los nombres de los nuevos vecinos que se asientan en
la localidad entre los años 1285 y 1310, así como quiénes eran el alcalde y los
jurados del Concejo o Ayuntamiento. Acotamientos de pastos para el ganado,
pasos delimitados para las tierras de labor, el nombramiento de pregonero o
escribano son otros asuntos que quedan reflejados.
En varias
páginas hay cortes y rasgones, algunos interesados. Hay folios que hablan de
pleitos entre vecinos. En romance y latín se adivina una concesión municipal
para explotar un molino a favor de Sebastián
fyllo de García Olit o, por ejemplo, los daños originados por un águila en
la casa de unos paisanos.
Además de
la escritura en sí, algunos pliegos contienen dibujos como la bonita firma en
forma de estrella de dieciséis puntas de un notario o, en el folio 61, la
excelente miniatura de 11,50 x 16 centímetros sobre la que prometen o juran los
ediles y que representa la figura de Cristo crucificado junto a María y San
Juan. El fondo está policromado en oro, rojo y azul, con una trama geométrica
en rombos en la que, por el uso, se observa la huella de las manos depositadas
durante siglos para tomar el cargo.
El Alcalde promete sobre el libro |
En 1412 se
data el fallecimiento a causa de la peste del propio Alcalde, Semero Daparpeco,
la elección de un nuevo regidor o la relación de bienes de las iglesias desaparecidas
de Santa Ágata y San Vicente.
En 1420, el
alcalde Johan Pérez Mallata renuncia
a su cargo, ya que es enviado por el rey a Sicilia para ocuparse de los asuntos
de su hija Blanca de Navarra. En 1424 nace una infanta en la cambra que es sobre la puerta del Palacio Real. Las ternas
que se proponían al monarca para elegir al Alcalde, la apuesta de los de Olite
por su señor natural el Príncipe de Viana en el conflicto que por la corona le
enfrentó a su padre, Juan II de Aragón, o la muerte de la reina en Castilla son
otros datos de interés para la historia de Navarra.
En cuestión
de legalidad, en el libro recoge el derecho del Concejo a administrar justicia
salvo en los casos de asesinato. Aún así, los sospechosos de homicidio solo
podían ser detenidos en su domicilio por justicias y regidores municipales, no
por los oficiales del Rey.
La última
parte de los cuadernos que subdividen el libro tienen muchas glosas en los
márgenes, indicio de que fue muy consultada, como ocurre en el capítulo de las
Nuevas Ordenanzas. Hay disposiciones de 1512 sobre la iglesia de San Pedro, la
concesión en 1518 de una tregua entre Johan
de Bergara y Johan de Andossiella
o la regulación del riego de los huertos situados en los parajes del Trullar y el río Cidaquos, entre otras muchas curiosidades.
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